De los mariachis de ayer y de los que hay
Joaquín Ortega
La primera experiencia que tuve con los mariachis fue un poco distinta a la que tiene el común de la gente: -no, no me gozaron mal pensados- los descubrí ensayando una tarde cualquiera en medio de la sala de un apartamento alquilado. Los carajos estaban en shorts de polyester, todos con las canillas idénticas a las de Don Ramón y uniformados con franelas que decían “Venezuela un País para Querer”.
Mientras tocaban sus instrumentos hacían diminutos malabares con palillos de dientes que atravesaban chiles picantes y queso de bola suizo –comprado en Margarita- picado en trozos. El único líquido que bañaba sus gargantas -a las 4 y 30 de la tarde, madrugada para ellos me imagino- se escanciaba a partes iguales desde incontables y generosas botellas marrones de cerveza Zulia... tan inmensas como las alas desplegadas del águila nietzcheana de su etiqueta.
Para hacer la cosa menos inolvidable, el ensayo cuasi circense se volvía surrealista cuando entraba Roberto Campa -el único músico reconocido en el libro guinnes de records, en tocar dos trompetas al mismo tiempo- acompañado de un enano -vestido de traje safari- y encargado de traer sus sombreros y chamarras, ayudado de una oscura carretilla que él mismo empujaba, no sin liliputiense dificultad.
Eran finales de los setenta, los días del último respirito del Estado Bienestar y en un local en Las Mercedes -en frente de la actual Plaza Alfredo Sadel- resplandecía una marquesina imponente que rezaba “Los Piruleros”. Por cierto, el último nombre que recuerdo le dieron a ese espacio fue “Alcatraz” y me sentí preso de mis recuerdos con la melodía de la pulga y el piojo diciéndome: “¡corre y no veas para atrás mujer de Lot!”.
Para ese entonces el repertorio de los charros era de ¡charros de verdad!: canciones tradicionales, éxitos de José Alfredo Jiménez y del indio Fernández. Los habitués hacían sus peticiones así: “la canción que cantó Pedro Infante en tal película”...la que le cantó Jorge Negrete a la muérgana de María Felix en tal otra”.
Fíjense, un dato curioso y de respeto: jamás se escuchaba un bolero en ritmo de ranchera ¡ni siquiera los de Javier Solís!. Lo más popular era Jarabe Tapatío, luego el tío borracho pediría la “carta a Eufemia”, porque “así igualito hablaba el abuelo de Zaraza”.
Juan Gabriel no había cruzado la frontera –en realidad ninguna frontera, si saben a lo que me refiero – sólo entonaba baladas seudo pop y se vestía como modelo de cuña de Belmont Extra Suave. Beatriz Adriana ni pensaba aparecer y todavía no se había intoxicado el repertorio mariachi de “amor eterno” –disponible ya todos los domingos en “versión misa”- o de la “Escaleras al Cielo Azteca”, estoy hablando de la muy popular “Hasta que te Conocí” y sus cuarenta minutos de sección instrumental.
Hasta el año 80 creo que Caracas disfrutó de mariachis realmente mexicanos, incluso Carlos Villagrán se nacionalizó venezolano y se vivió toda una fiesta nacional desde RCTV. Luego vendría el viernes negro en el 83 y creo que hasta ahí llegó la aventura neogentilicia de Federrrico o Kiko botones.
Ya sea porque se inició el éxodo de los mariachis a su patria o a los “trabajos de verdad” -esos que le piden todas las mujeres casadas a sus mariditos músicos- la realidad se impuso y se nos fueron los originales charros, y al igual que unos animales antediluvianos, los mariachis mexicanos se extinguieron. Quedarían en su lugar copycats colombianos, quienes luego cederían su espacio –el universo aborrece el vacío dicen los aristotélicos- a los nuevos machos de la canción, en este caso tomaron la antorcha los machu pichus del lamento y la alegría.
Hoy por hoy, a éstas subespecies musicales les tocará convivir con una venezolanidad circundada por enemigos
externos e internos -feroces y a la vez cobardes- quienes se aprovechan de la eterna viveza-bondad criolla. Cuando se sacien de vegetar ante la rapiña erótica, de los que hoy manejan el botín de guerra, me avisan para contarles otras cosillas.
Así, que antes de que se me colapse el hígado ante la indignación, abandono estas notas al viento para dejarles una lista magra de criterios que distinguen -o emparentan- a los mariachis colombianos y a los peruanos, y por si acaso repito, ya que la GENTE ES BURDA DE PICADA: ¡TODO ES EN BROMA NADA ES EN SERIO!
Criterios dispersos para distinguir a un mariachi peruano de uno colombiano:
• Los mariachis peruanos dicen que son de México, aunque no sepan pronunciar Quetzalcoatl.
• Los mariachis colombianos dicen que son de Rubio –aunque ahora está de moda decir que nacieron en
Barinas-
• Los mariachis peruanos compran sus trajes en las rebajas de carnaval de Korda modas y se las heredan a
sus hijos -quienes pueden usarlos desde los 12 hasta los 55 años si no engordan-
• Los trajes de los mariachis colombianos tienen los agujeros de bala del dueño anterior, debido a que un sicario les vendió el traje.
• Un mariachi peruano siempre tiene el teléfono de unas putas feas, malas y baratas.
• Un mariachi colombiano tiene el teléfono que le quitó a coñazos a una puta bonita, buena y cara.
• Un mariachi colombiano destapa cañerías o arregla la nevera entre un set y otro.
• Un mariachi peruano te arregla la computadora y te instala ahí mismito una quemadora de cidís que lleva dentro del guitarrón.
• Si hubiese un mariachi cubano, probablemente ellos serían las putas.
• Los mariachis colombianos se cambian de ropa adentro del carro.
• Los mariachis peruanos se cambian de ropa adentro de un puesto de buhonero.
• Los mariachis colombianos se llaman “currucucúcuta”, “arroz con coca”, “pericomo me gustan las rancheras” o ”allá en el narco grande”.
• Los mariachis peruanos se llaman como las panaderías de Caracas “sol de algo”...”Flor de tal cosa”...
• Las tarjetas de presentación de los mariachis colombianos tienen la calidad de un cheque de la reserva federal norteamericana.
• Las tarjetas de presentación de los mariachis peruanos son de cartulina con un sello arriba que tiene el teléfono, o te dan tarjetas dibujadas y repujadas por las hijas como una tarea ficticia para el colegio.
• Los mariachis peruanos se reconocen por los chispeados de jojoto en la solapa y por el cilantro del ceviche entre los dientes. Por cierto, entre sí se llaman “inti grantes”, en lugar de integrantes, sus tarjetas electrónicas de banco son Apra-24 y tienen en su repertorio canciones de bandas como “Wladimiro y sus Montesinos”, “Alan García contra los Oligarcas” y hacen un remix en vivo del tema “Ollanta, Ollanta te dejaron en cuatro llantas”.
• Los mariachis colombianos se reconocen porque cuando les preguntas por un juego te dicen que el “juego quema mucho” y si les preguntas por el fuego, ellos te dicen que tienen un “fuego nuevo de comedor”.
• Los mariachis peruanos son lampiños y se ponen bigotes de tirro negro.
• Los mariachis colombianos usan corte pollina y tienen el mismo bigote desde la adolescencia.
• Los mariachis peruanos cuando tocan están pendientes de verle las filtraciones del techo y las paredes a la casa.
• Los mariachis colombianos contabilizan todo lo de valor de la sala, para así datear al primo y “tirar un quieto” en el próximo puente.
• Los mariachis peruanos cuando van por la calle y ven un locutorio se le tiran de pecho, rompiéndose hasta a la jeta.
• Los mariachis colombianos lloran frente a las tiendas de cerraduras y cajas fuertes.
• Los mariachis peruanos tienen dentro del bolsillo más de seis herramientas: una de plomero, una de electricista, una de dentista, un fórceps y un compás y una escuadra para pasar la noche en una logia si se les hace tarde.
• Los mariachis colombianos tienen en el bolsillo más de seis cédulas: tres compradas en Cúcuta, “tres golivar y anas”, dos hechas en un cyber café y otra pintada a mano por un primo artista que siempre expone en Francia.
• Los mariachis peruanos tienen una ruana debajo del traje.
• Los mariachis colombianos tienen un traje tuyo debajo de su traje.
• Un mariachi peruano puede arreglar un ascensor.
• Un mariachi colombiano se da unos toques en el ascensor –in the nose You know-
• Un mariachi peruano siempre está adelante con la planilla lista en la cola de conavi –grazie don sergio-
• Un mariachi colombiano le saca la fotocopia a la planilla de conavi.
• Un cubano y no mariachi, reparte la planilla de conavi.
• Los mariachis colombianos siempre tocan vestidos con un interior nuevo.
• Los mariachis peruanos tocan con un interior que se les chorrea hasta los ruedos.
• Un mariachi colombiano saca a bailar a tu jeva.
• Un mariachi peruano baila con el perro.
• De nuevo digo, que si hubiese un mariachi cubano, ]él querría ser tu jeva.
• Un mariachi peruano te toca un set más si le regalas una botella.
• Un mariachi colombiano te regala, con el set que le acabas de pagar, la botella que acaba de tumbarte.
• Para irnos en verso: Un mariachi colombiano te roba siempre algo... aunque se el corazón.
• Un mariachi peruano siempre te deja algo...aunque sea a tu perro una picazón.
Mientras tocaban sus instrumentos hacían diminutos malabares con palillos de dientes que atravesaban chiles picantes y queso de bola suizo –comprado en Margarita- picado en trozos. El único líquido que bañaba sus gargantas -a las 4 y 30 de la tarde, madrugada para ellos me imagino- se escanciaba a partes iguales desde incontables y generosas botellas marrones de cerveza Zulia... tan inmensas como las alas desplegadas del águila nietzcheana de su etiqueta.
Para hacer la cosa menos inolvidable, el ensayo cuasi circense se volvía surrealista cuando entraba Roberto Campa -el único músico reconocido en el libro guinnes de records, en tocar dos trompetas al mismo tiempo- acompañado de un enano -vestido de traje safari- y encargado de traer sus sombreros y chamarras, ayudado de una oscura carretilla que él mismo empujaba, no sin liliputiense dificultad.
Eran finales de los setenta, los días del último respirito del Estado Bienestar y en un local en Las Mercedes -en frente de la actual Plaza Alfredo Sadel- resplandecía una marquesina imponente que rezaba “Los Piruleros”. Por cierto, el último nombre que recuerdo le dieron a ese espacio fue “Alcatraz” y me sentí preso de mis recuerdos con la melodía de la pulga y el piojo diciéndome: “¡corre y no veas para atrás mujer de Lot!”.
Para ese entonces el repertorio de los charros era de ¡charros de verdad!: canciones tradicionales, éxitos de José Alfredo Jiménez y del indio Fernández. Los habitués hacían sus peticiones así: “la canción que cantó Pedro Infante en tal película”...la que le cantó Jorge Negrete a la muérgana de María Felix en tal otra”.
Fíjense, un dato curioso y de respeto: jamás se escuchaba un bolero en ritmo de ranchera ¡ni siquiera los de Javier Solís!. Lo más popular era Jarabe Tapatío, luego el tío borracho pediría la “carta a Eufemia”, porque “así igualito hablaba el abuelo de Zaraza”.
Juan Gabriel no había cruzado la frontera –en realidad ninguna frontera, si saben a lo que me refiero – sólo entonaba baladas seudo pop y se vestía como modelo de cuña de Belmont Extra Suave. Beatriz Adriana ni pensaba aparecer y todavía no se había intoxicado el repertorio mariachi de “amor eterno” –disponible ya todos los domingos en “versión misa”- o de la “Escaleras al Cielo Azteca”, estoy hablando de la muy popular “Hasta que te Conocí” y sus cuarenta minutos de sección instrumental.
Hasta el año 80 creo que Caracas disfrutó de mariachis realmente mexicanos, incluso Carlos Villagrán se nacionalizó venezolano y se vivió toda una fiesta nacional desde RCTV. Luego vendría el viernes negro en el 83 y creo que hasta ahí llegó la aventura neogentilicia de Federrrico o Kiko botones.
Ya sea porque se inició el éxodo de los mariachis a su patria o a los “trabajos de verdad” -esos que le piden todas las mujeres casadas a sus mariditos músicos- la realidad se impuso y se nos fueron los originales charros, y al igual que unos animales antediluvianos, los mariachis mexicanos se extinguieron. Quedarían en su lugar copycats colombianos, quienes luego cederían su espacio –el universo aborrece el vacío dicen los aristotélicos- a los nuevos machos de la canción, en este caso tomaron la antorcha los machu pichus del lamento y la alegría.
Hoy por hoy, a éstas subespecies musicales les tocará convivir con una venezolanidad circundada por enemigos
externos e internos -feroces y a la vez cobardes- quienes se aprovechan de la eterna viveza-bondad criolla. Cuando se sacien de vegetar ante la rapiña erótica, de los que hoy manejan el botín de guerra, me avisan para contarles otras cosillas.
Así, que antes de que se me colapse el hígado ante la indignación, abandono estas notas al viento para dejarles una lista magra de criterios que distinguen -o emparentan- a los mariachis colombianos y a los peruanos, y por si acaso repito, ya que la GENTE ES BURDA DE PICADA: ¡TODO ES EN BROMA NADA ES EN SERIO!
Criterios dispersos para distinguir a un mariachi peruano de uno colombiano:
• Los mariachis peruanos dicen que son de México, aunque no sepan pronunciar Quetzalcoatl.
• Los mariachis colombianos dicen que son de Rubio –aunque ahora está de moda decir que nacieron en
Barinas-
• Los mariachis peruanos compran sus trajes en las rebajas de carnaval de Korda modas y se las heredan a
sus hijos -quienes pueden usarlos desde los 12 hasta los 55 años si no engordan-
• Los trajes de los mariachis colombianos tienen los agujeros de bala del dueño anterior, debido a que un sicario les vendió el traje.
• Un mariachi peruano siempre tiene el teléfono de unas putas feas, malas y baratas.
• Un mariachi colombiano tiene el teléfono que le quitó a coñazos a una puta bonita, buena y cara.
• Un mariachi colombiano destapa cañerías o arregla la nevera entre un set y otro.
• Un mariachi peruano te arregla la computadora y te instala ahí mismito una quemadora de cidís que lleva dentro del guitarrón.
• Si hubiese un mariachi cubano, probablemente ellos serían las putas.
• Los mariachis colombianos se cambian de ropa adentro del carro.
• Los mariachis peruanos se cambian de ropa adentro de un puesto de buhonero.
• Los mariachis colombianos se llaman “currucucúcuta”, “arroz con coca”, “pericomo me gustan las rancheras” o ”allá en el narco grande”.
• Los mariachis peruanos se llaman como las panaderías de Caracas “sol de algo”...”Flor de tal cosa”...
• Las tarjetas de presentación de los mariachis colombianos tienen la calidad de un cheque de la reserva federal norteamericana.
• Las tarjetas de presentación de los mariachis peruanos son de cartulina con un sello arriba que tiene el teléfono, o te dan tarjetas dibujadas y repujadas por las hijas como una tarea ficticia para el colegio.
• Los mariachis peruanos se reconocen por los chispeados de jojoto en la solapa y por el cilantro del ceviche entre los dientes. Por cierto, entre sí se llaman “inti grantes”, en lugar de integrantes, sus tarjetas electrónicas de banco son Apra-24 y tienen en su repertorio canciones de bandas como “Wladimiro y sus Montesinos”, “Alan García contra los Oligarcas” y hacen un remix en vivo del tema “Ollanta, Ollanta te dejaron en cuatro llantas”.
• Los mariachis colombianos se reconocen porque cuando les preguntas por un juego te dicen que el “juego quema mucho” y si les preguntas por el fuego, ellos te dicen que tienen un “fuego nuevo de comedor”.
• Los mariachis peruanos son lampiños y se ponen bigotes de tirro negro.
• Los mariachis colombianos usan corte pollina y tienen el mismo bigote desde la adolescencia.
• Los mariachis peruanos cuando tocan están pendientes de verle las filtraciones del techo y las paredes a la casa.
• Los mariachis colombianos contabilizan todo lo de valor de la sala, para así datear al primo y “tirar un quieto” en el próximo puente.
• Los mariachis peruanos cuando van por la calle y ven un locutorio se le tiran de pecho, rompiéndose hasta a la jeta.
• Los mariachis colombianos lloran frente a las tiendas de cerraduras y cajas fuertes.
• Los mariachis peruanos tienen dentro del bolsillo más de seis herramientas: una de plomero, una de electricista, una de dentista, un fórceps y un compás y una escuadra para pasar la noche en una logia si se les hace tarde.
• Los mariachis colombianos tienen en el bolsillo más de seis cédulas: tres compradas en Cúcuta, “tres golivar y anas”, dos hechas en un cyber café y otra pintada a mano por un primo artista que siempre expone en Francia.
• Los mariachis peruanos tienen una ruana debajo del traje.
• Los mariachis colombianos tienen un traje tuyo debajo de su traje.
• Un mariachi peruano puede arreglar un ascensor.
• Un mariachi colombiano se da unos toques en el ascensor –in the nose You know-
• Un mariachi peruano siempre está adelante con la planilla lista en la cola de conavi –grazie don sergio-
• Un mariachi colombiano le saca la fotocopia a la planilla de conavi.
• Un cubano y no mariachi, reparte la planilla de conavi.
• Los mariachis colombianos siempre tocan vestidos con un interior nuevo.
• Los mariachis peruanos tocan con un interior que se les chorrea hasta los ruedos.
• Un mariachi colombiano saca a bailar a tu jeva.
• Un mariachi peruano baila con el perro.
• De nuevo digo, que si hubiese un mariachi cubano, ]él querría ser tu jeva.
• Un mariachi peruano te toca un set más si le regalas una botella.
• Un mariachi colombiano te regala, con el set que le acabas de pagar, la botella que acaba de tumbarte.
• Para irnos en verso: Un mariachi colombiano te roba siempre algo... aunque se el corazón.
• Un mariachi peruano siempre te deja algo...aunque sea a tu perro una picazón.
15 Comments:
jeje... a lo mejor Joaquín se acuerda de los trompetistas de Los Javelin, que eran mariachis orientales (de Mariguitar y Cumanacoa).
...Ya veremos en algún cumpleaños al Mariachi Perla de Iquitos con su versión de "Cuscorucucú Paloma"!
joaquin, te estas descubriendo la edad por las referencias q haces.Las diferencias entre mariachis peruanos y colombianos son divertidas, pero pueden ser un poco racistas, cuidado con herir suceptibilidades, pero es divertido leerlo.
1.- ciertamente "el colillas" tiene razón...esos mariachis son los usuarios de la frase "¡son treinta mil!"...gracias bro...2.- El Mariachi Perla de Iquitos debería ser la banda oficial del final del Mars Attacks venezolano...3.- con respecto al racismo por eso escribí bien grande todo en broma, nada en serio. 4.- Don Enrique grazie...por cierto soy de la cosecha del 69, asì que tengo más o menso memoria desde la primera guerra de las galaxias, antes de que se llamara "una nueva esperanza". Salud y banderitas para todos
joaquin, no pierdas tu tiempo explicando nada la gente es bruta y no saben ni siquiera de que se rien ni si entiende de lo que se rien
No sólo se cuentan chistes de extranjeros desde el Imperio Romano: los mejores chistes de extranjeros SON del Imperio Romano, como lo demostró el documental histórico "La Vida de Brian".
mi joaqui, la gente inteligente se la pasa burlándose de la gente bruta ¿acaso eso no es racismo también? los chistes nos acercan, nos hacen más humanos porque siempre podemos ser objeto de uno. yo soy venezolana y vivo en ny, mi esposo es de puerto rico ¡y mi papá ruso! y todos los chistes pretendidamente de gallegos (que contábamos en el cafetín del colegio) son los mismos de los polacos. ¿qué te parece? besos para ti. tu alumna que no olvidará nunca esa clase cuando nos mostraste el daño que le hizo clausewitz y schmitt a la teoría política. Lucy
Que cosas, hay gente que le encanta catalogar todo, bruto, inteligente, bueno o malo, mejor o peor. Cada quien tiene derecho q expresar lo q piensa y siente, tambiien puede interpretar un chiste, una historia, un libro, como lo comprenda,asi que esa mania de muchos de creerse mas inteligentes q los demas, es una soberana estupidez, ni siqyuiera dicen mas instruidos o mas leidos o masexperimentados... Nada mas y nada menos mas inteligentes, quien les da el parametro?
Que estúpida toda esta diatriba sobre lo políticamente correcto. Siéntanse libres de odiar tan intensamente como aman y basta.
Por cierto broder, me cagué de la risa, te quedó bordado. Luego de leerlo me provocó cuadrar una cita a ciegas en las barcazas de Xochimilco que termine en asesinato. Auguri.
aca les paso un foro de mariachis peruanos que esta de exelente: www.mariachis.y.st
aca les paso un foro de mariachis peruanos que esta de exelente: http://mariachis.ya.st
bien fino
Hola Joaquín, oye una pregunta, podría utilizar uno de los párrafos de tu experiencia en una obra de teatro??? es que eso del liliputiense surrealista circense y su enano en traje de safari está buenísimo!!! JAJAJA
Gracias siguán publicando felicitaciones buena publicación
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